El mundo del café, como el del vino, dispone de catadores profesionales que evalúan cafés y analizan su calidad. También llamados Q Graders, estos catadores son los encargados de determinar si un café es de especialidad o no. El título de Q Grader es el máximo reconocimiento internacional para un catador y le permite trabajar en muchos ámbitos del entorno cafetero.
Este grado de certificación se obtiene superando un curso del CQI (Coffee Quality Institute) que utiliza el protocolo de catación de la SCA (Asociación de Cafés Especiales). Este sistema establece un lenguaje común para hablar de la calidad de café a lo largo de toda la cadena, desde los productores a los consumidores.
El programa Q Grader de la CQI está diseñado para que los participantes obtengan un dominio perfecto de la metodología específica para catar. Hay dos tipos de certificación, según la especie de café que dominará el profesional, Q Arabica Grader (Coffea Arabica) y Q Robusta Grader (Coffea Robusta). Ambas licencias deben ser renovadas cada tres años.
Los atributos a tener en cuenta en una cata son: fragancia/aroma, sabor, sabor residual, acidez, cuerpo, balance, dulzor y uniformidad de la taza entre otros.
Su papel en el mundo del café de especialidad
Los Q Arabica Graders son los encargados de diferenciar los cafés de especialidad, ya que estos siempre provienen de la espécie Coffea Arabica. Para considerarse de especialidad, un café debe presentar un nivel de calidad en taza de más de 80 puntos sobre 100. Además de cumplir otras características que detallamos en este artículo.
Estos profesionales son claves en la industria del café. Sus valoraciones sirven para establecer el precio del café de especialidad, seleccionar los perfiles de tostado adecuados para cada grano, aportar un nuevo punto de vista en distintas áreas de la cadena del café y a mejorar la relación de las comunidades cafeteras con el mercado, asegurando su reconocimiento y retribución.